Evaluación del impacto de un aumento del salario mínimo en la renta familiar y la pobreza

Last Updated: marzo 3, 2025By

Evaluación del impacto de un aumento del salario mínimo en la renta familiar y la pobreza

José M. Arranz y Carlos García-Serrano (Universidad de Alcalá)

Arranz, J.M. y García-Serrano, C. (2025), «Assessing the impact of an increase in the minimum wage on household income and poverty», Social Science Research, 127, March, 103143 https://doi.org/10.1016/j.ssresearch.2025.103143

 

Los efectos de un aumento del salario mínimo van más allá de su impacto potencial sobre el empleo, aunque ésta sea la dimensión más estudiada por los economistas. De hecho, sus efectos pueden extenderse a diversos aspectos, como la desigualdad salarial, la pobreza, el consumo, las condiciones de trabajo o la migración. La visión convencional del salario mínimo es que produce efectos negativos sobre el empleo y puede acabar perjudicando a aquellos a los que teóricamente pretende beneficiar (Burkhauser y Sabia, 2007; Neumark y Shirley, 2022; Sabia y Burkhauser, 2010). Esta perspectiva ha cambiado un poco con el tiempo, ya que varias investigaciones han sugerido que los aumentos del salario mínimo no tienen por qué ser perjudiciales para el empleo (Dube, 2019a).

Las instituciones y organizaciones internacionales, antes reacias a utilizar el salario mínimo como herramienta activa de política económica, han considerado que un aumento del salario mínimo podría ser una buena medida para reducir la desigualdad salarial y de ingresos y la pobreza, mejorando así la equidad en la distribución de los ingresos. Por ejemplo, la OCDE (2014), al examinar los ajustes salariales que se produjeron durante el periodo de recesión comprendido entre 2008 y 2013, reconoce, en primer lugar, el papel del salario mínimo en la mejora de la equidad al elevar los salarios de los trabajadores con menores ingresos e incentivar a las personas inactivas que se encuentran en los márgenes del mercado laboral, en particular a aquellas con baja cualificación, a buscar activamente empleo; y, en segundo lugar, el escaso impacto negativo del salario mínimo sobre el empleo porque, aunque las conclusiones de la literatura no son unánimes, la mayoría de los estudios sugieren que los efectos adversos, si existen, tienden a ser pequeños.

Éste es precisamente el argumento que suelen utilizar los gobiernos cuando fijan, o recomiendan en una negociación, el nivel del salario mínimo: el de la equidad y la mejora del nivel de vida de algunos trabajadores. Sin embargo, el impacto reductor de la pobreza de un aumento del salario mínimo depende de varios factores, pero hay dos especialmente importantes: el primero es si el aumento del salario mínimo provoca pérdidas de puestos de trabajo, y el segundo es en qué lugar de la distribución de la renta familiar se encuentran los trabajadores que ganan el salario mínimo.

El objetivo de Arranz y García-Serrano (2025) es analizar los efectos de una gran subida del salario mínimo sobre la renta de los hogares y la pobreza. El estudio analiza la subida que tuvo lugar en España en enero de 2019 (un aumento del 21,6% en términos reales), utilizando datos referidos a los años 2016-2019 de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). El estudio realiza un análisis detallado de la ubicación de los asalariados con salario mínimo en los hogares, así como de los cambios en los ingresos familiares y la pobreza en el período 2016-2019. Los resultados principales del estudio son los siguientes.

En primer lugar, los asalariados que ganan el salario mínimo o menos no se distribuyen homogéneamente entre los hogares ordenados según su nivel de ingresos: se concentran más en los hogares con ingresos más bajos, es decir, en el tercio inferior de la distribución de los ingresos familiares. Además, tras el enorme aumento del salario mínimo en 2019, tanto la proporción de hogares pertenecientes a los dos primeros deciles de renta dentro del total de hogares con al menos un perceptor del salario mínimo, como los porcentajes de hogares con al menos un perceptor del salario mínimo entre los hogares pertenecientes a los dos primeros deciles, disminuyeron.

En segundo lugar, el aumento del salario mínimo en 2019 contribuyó a elevar los ingresos de los hogares situados en la parte inferior de la distribución de la renta. El aumento de los ingresos de los hogares en los dos primeros deciles de ingresos fue superior a la media (por encima del 10% en términos reales). El resultado fue una reducción significativa de la desigualdad de ingresos, principalmente en la parte inferior de la distribución, y un aumento de las salidas de la pobreza en 2018-2019. La proporción de hogares con al menos un perceptor del salario mínimo que están en riesgo de pobreza monetaria disminuyó significativamente (en casi 7 puntos porcentuales) en 2018-2019, debido principalmente a la disminución del volumen de hogares pobres. Esta reducción fue del 18,3% en términos relativos.

Por último, la estimación de dos modelos econométricos utilizando diversas metodologías de la técnica de evaluación de impacto de dobles diferencias permitió corroborar los resultados obtenidos en el análisis descriptivo. En estos modelos se definió un grupo de tratamiento y uno de control, lo que permitió medir el efecto causal del alza del salario mínimo sobre el ingreso o sobre la probabilidad de no estar en riesgo de pobreza. Los resultados del primer modelo indicaron que la subida del salario mínimo en 2019 contribuyó a aumentar el nivel de renta de los hogares tratados entre un 6% y un 8% respecto a los hogares no tratados, considerando otros factores. Este efecto fue mayor entre los hogares con menores ingresos (los dos primeros deciles). Los resultados del segundo modelo, por su parte, mostraron que la probabilidad de que los hogares tratados no se encontraran en situación de pobreza monetaria aumentó cerca de un 3% tras la subida del salario mínimo en 2019, en comparación con los hogares no tratados, controlando otras variables.

Por lo tanto, el aumento del salario mínimo contribuyó a un desplazamiento de los trabajadores hacia niveles salariales más altos, lo que aumentó los ingresos de los hogares y condujo a una disminución en el número de hogares con asalariados que ganan el salario mínimo que se encuentran en la parte inferior de la distribución de ingresos. Esto también ayudó a la transición de una proporción significativa de hogares con asalariados con salario mínimo fuera de la pobreza monetaria entre 2018 y 2019. En resumen, a la vista de la evidencia empírica obtenida, el aumento del salario mínimo que se produjo en 2019 fue una medida que consiguió reducir la pobreza, así como mejorar la equidad en la distribución de la renta. Nuestros resultados se alinean con los de otros estudios empíricos que también identifican reducciones en la incidencia/intensidad de la pobreza debido a aumentos del salario mínimo (Addison y Blackburn, 1999; DeFina, 2008; Dube, 2019b; Godøy y Reich, 2021; Sen et al., 2011; Stevans y Sessions, 2001).

 

Referencias bibliográficas

Addison, J. y Blackburn, M. (1999): “Minimum wages and poverty”, Industrial and Labor Relations Review, 52(3), 393–409.

Burkhauser, R.V. y Sabia, J.J. (2007): “The effectiveness of minimum wage increases in reducing poverty: Past, present, and future”, Contemporary Economic Policy, 25(2), 262–281.

DeFina, R.H. (2008): “The impact of state minimum wages on child poverty in female-headed families”, Journal of Poverty, 12(2), 155–174.

Dube, A. (2019a): “Impacts of minimum wages: Review of the international evidence”, University of Massachusetts, United Kingdom: HM Treasury.

Dube, A. (2019b): “Minimum wages and the distribution of family incomes”, American Economic Journal: Applied Economics, 11(4), 268–304.

Godøy, A., y Reich, M. (2021): “Are minimum wage effects greater in low‐wage areas?”, Industrial Relations: A Journal of Economy and Society, 60(1), 36–83.

Neumark, D. y Shirley, P. (2022): “Myth and measurement: What does the new minimum wage research say about minimum wages and job loss in the United States”, NBER Working Paper Series 28388, National Bureau of Economic Research.

OECD (2014): “Sharing the pain equally? Wage adjustments during the crisis and recovery”, Employment Outlook 2014, Organization for Economic Cooperation and Development, Paris.

Sabia, J.J. (2008): “Minimum wages and the economic well-being of single mothers”, Journal of Policy Analysis and Management, 27(4), 848–866.

Sen, A.; Rybczynski, K. and Van de Waal, C. (2011): “Teen employment, poverty, and the minimum wage: Evidence from Canada”, Labour Economics, 18(1), 36–47.

Stevans, L. and Sessions, D. (2001): “Minimum wage policy and poverty in the United States”, International Review of Applied Economics, 15(1), 65–75.

 

 

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