Consumption in the Shadow of Unemployment

Last Updated: septiembre 4, 2017By

Consumption in the Shadow of Unemployment, por Rodolfo Campos e Iliana Reggio

El presente trabajo, publicado en la revista Labour Economics, ha resultado ganador de la VIII Edición del Premio Lluís Fina.

 

Resumen no técnico

En general, una recesión está asociada a una caída del consumo agregado, que representa entre la mitad y dos tercios del PIB, dependiendo del país que se mire. En una recesión, un conjunto de hogares se ve directamente afectado por el desempleo, pero en la mayoría de los hogares el sustentador principal (la persona que más contribuye al ingreso del hogar) suele mantener su empleo.

La mayor parte de los estudios microeconométricos sobre el impacto del desempleo sobre el consumo se ha centrado en analizar las decisiones de gasto en consumo de los hogares directamente afectados por el desempleo, en los cuales el sustentador principal pierde el empleo, y no en el resto de los hogares, que son mayoría, y que por lo tanto son determinantes para la evolución del consumo agregado. Por ello, en este artículo, nos centramos precisamente en este grupo de hogares menos estudiado, y nos preguntamos en cuánto se reduce el consumo cuando aumenta la tasa de paro para aquellos hogares que no han sido directamente afectados por el desempleo.

El análisis lo realizamos para España en base a la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) entre 2006 y 2011, centrándonos en una sub-muestra de hogares en los cuales el principal proveedor de ingresos no fue afectado directamente por el desempleo. Para estos hogares estimamos si un incremento de la tasa de paro ha tenido un efecto importante en su nivel de consumo. Recordemos que España durante la Gran Recesión experimentó un rápido, y en gran parte inesperado, incremento del desempleo. Entre 2006 y 2011 la tasa de paro promedio se incrementó en más de 13 puntos porcentuales, de aproximadamente 8,5% a 21,6% (en comparación, en los Estados Unidos, donde comenzó la Gran Recesión, la tasa de paro alcanzó en 2010 un máximo de 9,6%).

Para obtener nuestras estimaciones identificamos el efecto del desempleo en el consumo utilizando la variación en la tasa de paro calculada para grupos de hogares con características demográficas similares. La idea es que los hogares responderán mayormente a las condiciones del mercado de trabajo para individuos similares. En concreto, utilizamos grupos similares en cuanto a edad y nivel educativo.

Nuestros resultados indican que los hogares reducen fuertemente el consumo cuando se incrementa la tasa de paro de hogares similares. Durante la Gran Recesión, para los hogares españoles cuyo sustentador principal mantuvo el empleo, un punto adicional de aumento en la tasa de paro estuvo asociado a una caída del consumo de 0,7%. ¿Qué se encuentra detrás de esta respuesta tan fuerte a la tasa de paro agregada? De acuerdo a nuestros resultados la explicación no se relaciona con una caída en los ingresos laborales corrientes. Por el contrario, los hogares parecen interpretar el aumento de la tasa de paro como un deterioro de los ingresos futuros esperados y, por tanto, ajustan a la baja su consumo actual, anticipándose a peores perspectivas de ingresos futuros.

Dado que la EPF incluye información sobre cantidades físicas además del gasto de los hogares, también analizamos si la caída observada en el gasto refleja cambios en el consumo o en los precios que pagan los hogares. Al hacer la descomposición de la variación del gasto en cantidades y precios, encontramos que la caída en el gasto provocada por el incremento del desempleo se debe a una reducción efectiva en las cantidades, y no en los precios. Es decir, los hogares con expectativas de menores ingresos en el futuro no reducen el gasto porque logran pagar precios más bajos, sino que experimentan una reducción del consumo verdadero.

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